23 de febrero de 2008

Capitulo 8. Preferiría que me odiases por como ronco.

- Ahora se que hacer con mi vida. -me espetó sin preámbulos aquella tercera y última noche.
No la conocía, esperé cualquier cosa, pero puse esa cara tan socorrida que se usa para afirmar mientras nos explican algo que no comprendemos en absoluto.
- Voy a profesar votos.
Conozco positivamente mis limitaciones como amante y nunca he ocultado mi escasa emoción frente a los derivados de los jugos vegetales, pero hay silogismos que pueden molestar tanto como ciertos programas de televisión.
No quise saber los detalles de nuestro final tanto como los ignoré en sus comienzos. Me limité a regalarle el disco que la mujer melómana me entregó una noche. La cara de mi doble serviría de recuerdo a mi mujer católica y así yo podría seguir dedicándome tranquilamente a mis cosas.

1 comentario:

La Perra de Kenia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.