26 de octubre de 2007

Capitulo 3. Macho delta

Mi psiquiatra dice que exagero mis recuerdos infantiles pero juro que me crié debajo de las vías del talgo.
- Esta usted intertextualizando.
- No lo malinterprete. Ultimamente Woody Allen se reencarna en mi.
- Woody Allen esta vivo.
Mi psiquiatra no sabe nada de reencarnación. La sensación de invasión se apodera de mi a ratos, no puedo hacer nada por evitarlo. Entonces el señor Allen utiliza mi cuerpo como vía de expresión.
- ¿Quiere decir que él abandona su cuerpo para entrar en el suyo?
- Así es, pero él ni siquiera tiene que abandonar su propio cuerpo. Eso es lo fenomenal. Hace unas semanas me obligó a coger un tren hacia Barcelona. Yo me movía sin fuerzas para intervenir en mis decisiones. Acabé sentándome a tomar café en una terraza de La Rambla y entonces apareció el propio Woody Allen en persona.
- Habló con usted sobre su caso, deduzco.
En realidad no era una conversación, el balbuceaba sobre ciertas ideas consigo mismo, pero utilizaba mis cuerdas vocales para sus propias réplicas.
- Usted se sentiría bastante indignado, imagino.
- Realmente me indigné después. Nos fuimos a un burdel y el señor Allen se quedó en la barra bebiendo bourbon mientras yo fui entrando a una lúgubre habitación con todas y cada una de las mujeres que allí trabajaban. Le aseguro que no fue agradable, sobre todo a partir de la cuarta. En ese momento creo que entró en mi una tercera persona.
- Debo preguntarle quién.
- No puedo asegurarlo pero tengo la sensación de que durante una media hora además de Woody Allen fui también David Beckham...
Para mi psiquiatra tenía mucho sentido la doble posesión, seguramente se habían conocido en los Estados Unidos y probablemente ahora eran dos buenos amigos que salían juntos a divertirse.
Aquella tarde me molestó menos de lo habitual que el reloj de mi psiquíatra sonase anunciando el fin de la sesión, no me sentía mejor tratando mi problema de intrusismo con él, es más, aquella tarde de otoño sentí que al contarle mi experiencia él también había realizado una ocupación a su manera de mi ser, con lo que saboreé la infelicidad de ser el animal menos dominante de mi pequeña manada interior.

21 de octubre de 2007

Capitulo 2. Pequeños indicios de alcohol en sangre

Esa misma tarde observó, no sin cierto estupor, como se regocigaba en la desgracia ajena aquellas veces en que no encontraba motivos para su íntima satisfacción. Y en esto la calle, secundó sus ponzoñosos sentimientos, creándole a la vez una sensación de alivio y de autorechazo con los que combatió enérgicamente, dispuesto a no creer nunca en ninguna de sus dos mitades, como un Mr. Hyde etéreo y sin rumbo.
Creyéndose capaz de calmar sus culpas agarró una botella y bebió hasta perder la sensación de que estuviera vivo, y una vez muerto, creyó verse rodeado de grandes amigos que le alentaban a que siguiera muerto con ellos, por lo menos, hasta el día siguiente.

20 de octubre de 2007

Capitulo 1. Intuición preambulante

Ha pasado la mañana pensando en si todo lo que ha hecho durante su vida fue correcto y sobre todo, desde que punto de vista aplicar dicha corrección. La concreción de su mente es mínima, una tibia impresión de que todo lo que aparece y desaparece en su mente no es real, físicamente real, acrecienta su sensación de que hoy puede salir a calle y encontrar que ésta ha desaparecido y que en su lugar se instala una sencilla senda blanca a partir de la cual esculpirá, en metafórico granito, el sinuoso camino del justo.